Ya ha transcurrido algún tiempo para haber observado con calma el trabajo de los actuales técnicos de la “U” – los hermanos Castañeda y Luis Musrri – y uno ya puede ir haciéndose una idea de lo que es su trabajo y el sello que buscan imponer al equipo. Pese a que, a declaración propia de los aludidos, aún hay algo más por esperar de ellos, hay cosas que aparentemente no cambiarán mucho más. Y para eso se pueden encontrar explicaciones.
La primera de ellas, y en este caso es una aseveración que cobra gran peso, está el hecho evidente y tangible que el equipo no lo armaron ellos. La mayoría de los entrenadores que toman un equipo a mitad de torneo utilizan esta expresión como válida excusa, pero en el tema de la estructuración del plantel de la “U” esto es mucho más potente y para lo que sólo hay dos (o tres) responsables: el anterior DT Sr. Sebastián Beccacece, el Gerente Deportivo Sr. Andrés Lagos (ahí van 2) y los miembros del directorio de Azul Azul que visaron y aprobaron tales gestiones.
Ellos, cada cual desde su posición ‘hicieron y deshicieron’ con el club y el plantel. Removieron ejecutivos, exoneraron jugadores que eran parte del patrimonio del club (G. Pereira, M. Corujo, G. Espinoza, O. González) y otros que fueron traídos en su momento como promisorios futuros titulares (ejemplo B. Vidal) más un amplio número de nombres y hombres que, enviados a préstamo o definitivamente cedidos, fueron parte de la, a juicio de este columnista, mal y ofensivamente llamada “limpieza del camarín”.
Es verdad. Lo dicho más arriba no es novedad para nadie que haya observado la historia reciente durante el año 2016 del club. No tiene nada de ‘noticioso’ si se quiere. Pero no es esa precisamente la idea de esta columna. No se pretende aquí apuntar cuestiones originales sino fundamentalmente poner sobre el tapete, a manera de recordatorio, cosas que no deben olvidarse a medida que pasen las semanas. Lo malo que se hizo, a juicio personal desde el mismo día en que se fue a buscar al técnico ayudante de la selección nacional para entregarle una responsabilidad para lo que quedó demostrado no estaba todavía capacitado, tuvo como resultado lo que ya todos vimos durante los torneos del semestre pasado y en lo que alcanzó a estar en los de este. Los profundos cambios ejecutados imponiendo un nuevo Preparador Físico, los intentos de remover a parte del cuerpo médico, la imposición de un nuevo kinesiólogo de gusto personal, sólo fueron parte de aquellas medidas para las cuales existió una mirada más que complaciente. Hubo complicidad. El ‘hombre’ no actuó sólo. Hubo ‘civiles’ que lo apoyaron y le otorgaron carta blanca para sus erradas decisiones y traumáticos cambios. Y eso tampoco puede olvidarse.
Pero lo peor de todo es lo que los hinchas de la “U” – los millones de hinchas – y los actuales técnicos más hemos sufrido. Se trata de lo mal estructurado de un plantel en que para gran parte de sus nuevos integrantes primó la explicación de que “me llamó Sebastián para venir y por eso estoy aquí”, cuando justificaron su presencia como nuevos jugadores del club al momento de ser presentados oficialmente. Gonzalo Jara, L. Fabián Monzón y Luis Fariña lo dijeron el primer semestre. Christian Vilches, Jean Beausejour, Gastón Fernández, Alejandro Contreras, Franz Schultz, Juan Leiva, Jonathan Zacaría y Felipe Mora lo reiteraron en la reciente etapa de contrataciones. Mario Briceño no lo dijo, pero es claro que fue el mismo DT quien lo pidió tras verlo jugar en contra en la pre-temporada. O sea, ¿un equipo que se armó para venir a jugar para Sebastián Beccacece antes que para venir a jugar por la “U”? lamentablemente no se pudo advertir una consecuencia con el compromiso de amistad esgrimido porque con el ex DT todos los arriba mencionados quedaron total y completamente en deuda. Y la gran mayoría de ellos lo está también actualmente.
Entonces, bien vale preguntarse si el poquísimo aporte de jugadores como L. Fariña, L. F. Monzón, G. Jara, J. Beausejour, G. Fernández y – sobre todo – C. Vilches se debe sólo a que no está quien los escogió y exigió contratar, o porque quien los convocó demostró también con eso incapacidad para armar un buen plantel para lo cual no tuvo restricciones de billetera, ni mucho menos de tiempo.
Agréguenle ustedes a eso que así como los que llegaron aseguraron hacerlo porque el ex DT los pidió, los que se fueron lo hicieron expresando abiertamente que no estaban disponibles para seguir en el club trabajando con él, o porque el jefe técnico no les aseguraba tener participación en el equipo.
Si usted extraña por lo tanto a alguno que ya no está, ya sabe porqué no está. Si usted considera que hay jugadores que no merecen estar en la “U” por su nivel futbolístico (no importa su pasado deportivo en esta ecuación), ya sabe usted quién los puso en este lugar. Como ejemplo, y sólo como ejemplo, ¿Usted cree que un jugador como Christian Vilches hubiera llegado alguna vez a la “U” si no hubiera sido porque lo llamó y lo impuso Beccacece?, o ¿Usted cree que la “U” hubiera pagado 2,5 millones de dólares por Beausejour si no hubiera habido una exigencia perentoria de Beccacece?
Juzgue usted si los que han respondido mal, poco, o nada, lo han hecho porque ya no está quien los invitó a esta fiesta, o simplemente porque siempre tuvieron un nivel por debajo de lo que se podía esperar de ellos. Y si quiere, tome esos juicios en cuenta cuando de evaluar lo que han hecho los nuevos DTs se trate.
#VamosAzules.
Por Jaime Aguirre Dueñas/ @jaimeagUirred para @Cienx100Azules
Leave a Reply
You must be logged in to post a comment.