Opinión: Regularidad y Equilibrio, no siempre van de la mano.

La situación de la “U” ha ido cambiando conforme han ido pasando las fechas hasta ponerla a estas alturas del campeonato en la punta de la tabla del Clausura. Han sido la irregularidad de los rivales que la antecedieron por varias semanas y, por encima de todas las cosas, su propia regularidad en cuanto a resultados, lo que ha posibilitado esta recuperación del terreno extraviado en los primeros partidos. Regularidad. Algo que parece tan simple pero que hace tanto tiempo no aparecía en el caso de nuestro equipo.
Porque – y aquí lo trascendente – la “U” no sólo ha sido regular en términos de resultados, sino que además lo ha sido respecto a su forma de juego. A la idea puesta en la cancha. A la comprensión y consecutiva solución de que los problemas más agudos estaban en la zona defensiva y ahí era donde primero había que trabajar. Se hizo, y los efectos de las medidas correctoras están a la vista. No sólo teniendo una de las vallas menos batidas, sino además con el alza individual en el rendimiento de todos quienes integran la última línea del equipo. Desde Johnny Herrera hasta Lorenzo Reyes.

El portero azul ha vuelto a tener jornadas lúcidas, de ratificación de las condiciones técnicas que lo hacen el mejor arquero de nuestras competencias locales. Por lejos. Ha habido errores, mínimos si se quiere, pero en los últimos 3 partidos ha demostrado que es capaz de pasar la prueba sin fallas y dando seguridades que había quienes creían perdidas. Tal vez el error más difícil de aceptarle haya sido el que le significó a la “U” dejar pasar la oportunidad de ganarle a Colo Colo, pero aún así Johnny ha logrado sobreponerse a esa falla y ha vuelto a ser el de siempre. Los delanteros rivales saben que ahí existe una ‘defensa adicional’, una barrera más difícil de sobrepasar, cuando es Herrera a quien deben intentar superar. Y eso juega.

Matías Rodríguez, paso a paso y cada vez con más luces, va llegando al nivel de rendimiento que tuvo en su anterior época en el equipo y a él mismo se le ve más feliz con su juego, más placentero en la cancha, con mayor ‘juventud’ a la hora de corretear y llegar arriba, con mayor energía para regresar a posiciones defensivas y convirtiéndose en un agente de peligro en área rival cada vez que frecuenta esos territorios. Este es el ‘Mati’ que hace rato estábamos esperando.

Christian Vilches ha logrado ir dejando atrás, cada vez más, sus actuaciones tan lamentables del semestre pasado en el que debido a sus errores la “U” vio resignar muchos puntos y partidos. Hoy el defensa central por la derecha no está como para considerarlo aún un líder de la zaga, pero hay más confianza en lo que hace, porque juega más simple y parece haber entendido que la seguridad pasa porque el balón esté el mayor tiempo lo más alejado posible de su línea. Este Vilches de hoy está varios peldaños por encima del de la época de Beccacece, en la que cometía errores y ‘horrores’ defensivos y parecía no lograr superar sus fallas propias ni sobreponerse a las críticas.

Gonzalo Jara por su parte – confesado por él mismo – modificó un aspecto súper importante de su actuar en la cancha cuando decidió ‘bajar un cambio’ y tener una actitud menos expuesta a ser mal calificado y castigado por los arbitrajes debido a la vehemencia mal entendida y/o los reclamos destemplados. Sus duelos para ganar ‘a lo choro’ con sus rivales han mutado para convertirse más en la exposición ahora de sus ricas condiciones técnicas y en eso Jara es un hombre grande, de trayectoria y jerarquía, que no necesita nada más que de ese argumento para superar a sus oponentes. De paso, su alza de nivel le da mayor seguridad a su compañero de defensa en la zona central y con eso ambos ganan en solvencia.

Jean Beausejour debe haber jugado el pasado sábado su mejor partido desde que llegó a la “U”. Fue el de las grandes y felices jornadas en la selección nacional. Su visión del campo de juego, su adelantamiento mental respecto a marcar su posición, para leer lo que sus compañeros pueden hacer, la decisión sobre cuándo enviar una pelota aérea, hacerlo a media altura o rasante cuando llega a línea de fondo, y hasta el atrevimiento para probar al arco jugándose la opción personal, demuestran que sus condiciones están intactas y que todo lo anterior pasó por una etapa baja solamente que ya parece haber llegado a su fin. Su complementación para la salida con Jara, ‘partners’ en la selección, y su intento permanente de ‘jugar el juego’ con quienes le toca hacerlo por su banda, hacen pensar que con alguien más eficiente que Lorenzetti, Benegas, Ubilla o Juan Leiva por ese sector, su producción y aporte en funciones del ataque del equipo pudiera llegar a ser muchísimo mayor.

El nivel, la disposición, el sacrificio constante y, por sobre todo, la eficacia de Lorenzo Reyes para cumplir sus funciones por su parte, le han dado al sector defensivo tal vez la clave en términos de seguridad y solución para casi todos los problemas que antes tuvo. Rápido, limpio, oportuno a la hora de marcar, y muy eficiente a la hora de salir y habilitar a las líneas más adelantadas del equipo. Su permanente colaboración a la línea de zagueros centrales cuando los laterales están proyectados en ataque particularmente, le permite a la “U” jugar a ratos con un módulo de 3 al fondo que por lo general está costando más que sean superados en los mano a mano, respecto a lo que veíamos antes.

La regularidad existe. Lo que falta ahora solamente es el equilibrio. Porque el mayor problema sin embargo, sigue siendo el equipo desde ahí en adelante. Con la sola excepción de Felipe Mora – viviendo el momento más alto de toda su carrera deportiva en estos días, y afortunadamente para nosotros haciéndolo en la “U” – el resto de quienes alternan en posiciones más adelantadas están todos al debe. Y mucho en ciertos casos. Gonzalo Espinoza por ejemplo, ha mostrado tener hartas ganas de dejar una buena impresión, pero queda claro que con eso no basta. Falta que acierte mejor en sus habilitaciones, que asegure la posesión del balón entregándolo a otro mejor ubicado o menos marcado sin insistir en buscar tanto la actuación personal, y que modere el equilibrio entre vigor para jugar e imprudencia para controlarlo para evitar amonestaciones y sanciones. Gustavo Lorenzetti por su parte, ha dejado en evidencia, más que nunca ahora, que su ritmo es diferente al del resto del equipo y no es lo que el juego actual requiere. Mientras más pronto y con menos marca, llegue la pelota a Felipe Mora es mejor para tener una opción de gol, y Gustavo insiste en dar siempre una o más vueltas largas antes de poner a un delantero tan eficiente como el ‘9’ azul en situación de finiquito. Su juego es cada vez menos de sorpresa y cuando a los medios y defensas del equipo rival se opone un predecible, se les facilitan mucho las cosas.

En el caso de los extremos, el análisis es tal vez el más simple: no existe uno que se salve. Quienes han frecuentado ese sector, han perdido su oportunidad de brillar y colaborar con el equipo. Lucas Ontivero, no ha mostrado nada a juicio de este columnista y debiera ser candidato a ceder su cupo en la próxima temporada. Sebastián Ubilla, se ve muy lejos aún de un nivel aceptable para ser alternativa segura. Iván Rozas, con algunas luces en ciertos momentos, pero le falta seguir madurando. Su lamentable lesión le retrasará y es de esperar que para el próximo torneo vuelva recuperado y más empoderado de su función. Mario Briceño y Juan Leiva por su parte, no por casualidad son mencionados por tantos como 2 de los más prescindibles del plantel. Nada simplemente, para quienes a juicio personal sólo llegaron a la “U” porque quien tomaba las decisiones era S. Beccacece. Con otro técnico, me permito dudarlo. Yerko Leiva, parece ser uno en el cual se pueden tener expectativas, por la personalidad y el arrojo mostrado en la cancha ante Wanderers. Tiene que tener más oportunidades para seguir sumando minutos porque material al parecer hay pero habrá que llevarlo muy progresivamente para que no se extravíe en el camino.

Párrafo aparte para Leandro Benegas. Así como a Briceño y a J. Leiva les fue posible llegar por decisión de un DT, de Benegas sólo se entiende que esté en la “U” gracias a la decisión del gerente deportivo de la época (S. Aguad). Según mis datos, el jugador no fue elegido por el DT Lasarte, (quien pidió para ese puesto expresamente a Ismael Soza) y su llegada fue forzada por quien definía las operaciones de contratación por esos días. Un jugador que debió ser cedido a préstamo a 2 diferentes equipos por períodos consecutivos, y que regresa con los mismos errores que aconsejaron que saliera en ambas ocasiones, no merece mejores análisis para mi gusto. Que corra mucho, que vaya y venga no sirve de nada si está en el plantel para otra cosa: convertir goles y no para farrearse opciones clarísimas de hacerlos. Además sus dificultades técnicas con el balón en los pies son evidentes, y así se puede esperar muy poco o nada.

Pese a todo lo anterior, la “U” está en una linda situación estos días, con expectativas de cosas mayores, y opciones claras de conseguir algo insospechado hace un par de meses. Lo que viene, es una de sus 5 metas volantes (incluyendo el cierre de la llave por Copa Sudamericana), y la preocupación, tal como ha dicho siempre Guillermo Hoyos, es este próximo paso: un nuevo clásico universitario en el que el equipo debe salir a mantener su regularidad y a mejorar su equilibrio. Dar los pasos de a uno, asegura estar menos expuesto a tropezar. En el fútbol y en la vida.

#VamosAzules

Por Jaime Aguirre Dueñas, para www.100x100azules.cl

Leave a Reply