Opinión: Pasito a pasito vuelven los abrazos

No es fácil escribir sabiendo que hay camaradas lejos – quizás estén pagando justos por pecadores en Brasil- pero eso da igual. Tampoco es fácil escribir sabiendo que algunos “hinchas” fueron a encarar a un jugador al aeropuerto (Matías Rodríguez) para pedirle explicaciones, y porque veníamos de una derrota (injusta o no, perdimos porque no concretamos), por lo que el tema se desvió un tanto de lo que importaba este fin de semana, el partido al cual no sé porque le dicen “superclásico” si para mí el único y verdadero clásico es el universitario.

En un marco de público maravilloso, el día acompañó para desplegar un verdadero carnaval en el estadio. Solo faltaba saber cómo andaría el equipo luego de un juego desgastante el miércoles en tierras cariocas. Guillermo Hoyos sorprendió con Pizarro y Ontivero desde el arranque. Tuve mis reparos, me generó una incertidumbre la titularidad del primero, pero el nivel en la cancha del ‘fantasista azul’ responde por sí solo: es un crack, eso no se discute, pero quizás no era para partir desde el primer minuto y su inclusión en la segunda mitad habría aportado más.

Se sabía que éramos el equipo que tenía que salir a buscar los 3 puntos, para así meternos en la pelea del campeonato. La U apostaba al ‘matar o morir’ como lo ha venido haciendo últimamente y el desempeño de Lorenzo Reyes ha sido fundamental para esto; Espinoza por su parte, se está comiendo la cancha, ambos parecen dejar la vida en cada jugada, en cada pelota y a la hora de ir al choque fueron lo más guapos, los más bravos. Ese es el espíritu de esta “U” en la era de Hoyos: dejarlo todo en la cancha, no importa dónde, el rival ni el cansancio.

El gol de Ubilla produjo un éxtasis en todos. Ver a varios conocidos con los que coincido regularmente más los que aparecen para ocasiones puntuales (no critico eso, sino que a veces van al estadio sin saber quiénes son los que están jugando y eso molesta a título personal), abrazarse sin importar quién estaba al lado, porque solo importaba que tuviese la “U” en el pecho. El resto daba lo mismo. Pero después del gol del “conejo”, el equipo bajó su nivel y llegó el empate. La amargura fue tremenda, era injusto, pero la justicia no es lo que más se da dentro de una cancha.

Pasaron los minutos, y la “U” volvió al rumbo, con posesión del balón y llegadas al arco, digno de los mejores años de la “U”, esa que no escatimaba en dar “el 200%” en cada pelota. Hasta que llegó el desahogo: Mora, que ya se está acostumbrando a ser el 9 de este equipo, a quien la presión no le pesa y le da lo mismo cargar con ser el llamado a “romper redes”, fue uno de los que más se atrevió, que corrió hasta más no poder y se las ingenió cada vez que tuvo la pelota. Las tribunas del estadio en ese momento particularmente, eran un carnaval de azul y rojo, lleno de vida y color.

Pero en la vida no todo sale bien. La mala suerte llegó a acompañarnos y lo que menos se esperaba era que Johnny Herrera fallara. Llegó el empate y el partido se convirtió en un arma de doble filo porque mientras la “U” atacaba, dejó muchos espacios atrás y Colo-Colo hasta pudo ganar el partido.

Este equipo le hace frente a cualquiera. No se achica ni achicará con nadie. Las ganas de ganar, de ir al frente en la cancha que sea y contra quien sea, hacen que cada vez estos jugadores vayan dejando más en la cancha. Los criticados en un principio poco a poco revierten esa situación. Personalmente yo critiqué en demasía a Lorenzo Reyes, pero así como lo critiqué, soy enfático en decir que el crecimiento de su nivel ha sido exponencial, y que se está encontrando con el que lo llevó a Europa.

No cabe duda que estamos en proceso y que los resultados no son inmediatos, pero el nivel y la mano del entrenador ya se hacen notar. Espero que los marcadores siguientes nos favorezcan para seguir abrazándonos en el estadio o donde estemos, para gritar y festejar cada triunfo, luego del pitazo final.

¡Vamos Azules!, que queda campeonato. La “U” está a pocos puntos de los líderes y creo que podemos dar el zarpazo definitivo buscar la estrella 18, y así nutrir más el palmarés azul.

 

Por Cristóbal Arias Zamorano

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