Extrañaba ver un partido de nuestro querido equipo a las 18 horas de un domingo. La espera se me hizo eterna, contaba los minutos que restaban para el comienzo del partido, ciertamente tenía temor porque el rival de un extraño cometido en este comienzo de torneo podría despertar, destaparse y ponernos contra las cuerdas.
Debo ser honesto, fui y soy feliz con la salida de Fernández, pero las dudas acrecentaron sobre quien debía ser el reemplazante, ¿sería el minuto de Pizarro desde el minuto inicial? ¿Ontivero debía cargar con esa responsabilidad?, para mi sorpresa Felipe Mora iba desde el comienzo y si bien me sorprendí, confiaba en que podía responder a la responsabilidad de anotar.
Me sorprendió la intensidad con la que partió el equipo, hasta que llegó el gol, claro que esa intensidad es sabida que dura poco más de 10 minutos, y bueno el empate que cayó después de un error, que no sé si es culpa de Herrera o para variar Vilches, pero ya estaba, era el empate y el partido nuevamente se escapaba, volvían los fantasmas (para mí y creo que para muchos) este partido podría ser otro empate y porque no una derrota que acrecentara más la crisis.
Me gustó la entrega del primer tiempo que se coronó con el segundo personal de Mora, hace rato que no le veía tanta entrega, espere los segundos 45 minutos con una misma intensidad y si bien decreció, no por eso las ganas de triunfar en el partido se esfumaron y al contrario siguieron buscando el gol hasta que llegó, se cerraba el partido a tranquilizarse dentro de todo lo irregular que ha sido este equipo.
El tiempo nuevamente le da la razón a muchos y es que la confianza junto al amor por los goles de Mora no se han perdido, solo le faltan minutos para que reviente su potencial, para que rompa redes y sea el próximo goleador azul, no cabe duda que así será si es un enamorado del gol.
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