Cada vez que es removido un DT en medio de un campeonato, se hace casi un lema la frase “el hilo se cortó por lo más delgado…”, y esas cosas que suelen repetirse a veces sin entender necesariamente lo que quiere decir en realidad la sentencia. Porque, ¿es el entrenador Angel Guillermo Hoyos esa ‘parte más delgada’ en lo que le ocurre actualmente a la “U”?…, o lo son los dirigentes que lo pusieron ahí?…, o lo es quien o quienes están encargados de las contrataciones, que no le consiguen traer a los jugadores que el técnico solicita?…, o lo es que el Gerente Deportivo del club sea un colega suyo y que antes que como ejecutivo piense como DT, intentando imponer sus gustos propios por sobre lo que el entrenador desea?…, o lo es que el directorio se haya apresurado desmedidamente prolongándole prematuramente un contrato por todo este año y el próximo, asegurándole con ello una estabilidad laboral, y económica, a la que el jefe técnico no está dispuesto a renunciar?
Vistas así las cosas, no parece claro que con la “simple” salida del DT se logren resolver todos los problemas que tiene la “U” desde hace un buen rato. No fue G. Hoyos, por ejemplo quien desechó a Oscar Opazo (de gran presente en la vereda del frente y con un amplio futuro como seleccionado y exportable en el mediano plazo) en medio de las negociaciones de la última inter-temporada de invierno… No fue G. Hoyos quien definió e impuso la llegada de Francisco Arancibia… No fue G. Hoyos quien decidió ‘perder la paciencia’ en medio de las tratativas para que llegara César Pinares (de condiciones y características conocidas y necesarias para el plantel) y no Armando Cooper (de condiciones y características desconocidas para todos). No fue G. Hoyos quien llevó adelante las fallidas negociaciones por Jean Meneses, jugador no precisamente de su gusto sino más bien del ‘paladar futbolísitico’ del gerente Fuentes, (que lo llevó y dirigió en Universidad de Concepción)…
Las responsabilidades de G. Hoyos existen y de eso no caben dudas. Insistir en mantener la titularidad de Gustavo Lorenzetti por ejemplo, pese a su bajo nivel y a la cantidad de pelotas desperdiciadas por malos pases o porque comete errores de conducción que permiten generar varios ataques contrarios por partido, es inexplicable. No probar con alguna alternativa en la posición y función como lateral derecho de Matías Rodríguez (difícil recordar cuánto tiempo hace que Matías no es defensor propiamente tal porque no marca, no quita, no cierra espacios por su banda) parece una tozudez. Lo mismo alineando a L. Fabián Monzón.
Pero su principal responsabilidad está en la ilegibilidad de un sistema de juego que no aparece partido tras partido. Un equipo que se para de la manera que se instala para defender, explica que a la “U” le lleguen tanto y le generen tantas ocasiones de gol en contra. Un equipo que no tiene definida una conducción clara, un encargado de habilitar a los hombres en ofensiva con real ventaja, difícilmente podrá generar muchas opciones de peligro para los rivales. Un equipo en el que el DT no parece tener claro cuál es la mejor compañía para el volante central Lorenzo Reyes en el mediocampo, a juzgar por su serie de intentos fallidos (Rafael Caroca hoy ni siquiera es citado, Felipe Seymour no ha sido aporte, Rodrigo Echeverría no es aprovechado en esta función ni tampoco en defensa, Yerko Leiva aparece tarde, mal y nunca, David Pizarro aparece en su mayor esplendor o es intrascendente según esté fuera o dentro de la cancha Gustavo Lorenzetti), hace pensar que o no tiene nada claro al respecto o los jugadores con que cuenta o no le sirven para sus propósitos o no los ha sabido utilizar de la manera más eficiente. Tampoco juegan a su favor las escasísimas oportunidades que brinda a los jugadores jóvenes, salidos de la propia cantera, lo que impide o dificulta el necesario recambio que todo equipo, sobre todo si no está en condiciones o no quiere gastar, necesita.
Tiene su responsabilidad el técnico y por eso nadie puede extrañarse si su paso por la “U” llega a tener un abrupto final. Pero de nada servirá si se va solo. Ha habido responsabilidades compartidas tanto en su propia elección como DT de un equipo como este como en la selección de los jugadores que han venido a integrar el equipo no llegando a ser la solución que se espera. La reingeniería debe ser más amplia necesariamente. No se trata de aplicar el “que se vayan todos”, sino única y exclusivamente aquellos que comparten la mayor parte de la responsabilidad en el estado actual de las cosas. Hay responsables a nivel directivo, ejecutivo, del cuerpo técnico y de los jugadores.
El análisis de conciencia debe abarcar todos los estamentos y aquellos, todos aquellos, que no estén dispuestos a cambiar el modo de hacer las cosas, deben ceder su espacio a otros que sí estén más llanos a poner por delante los intereses de la “U” por sobre los gustos o las porfías personales. Solo así, en la particular opinión de este columnista, se podrá aspirar a mejores resultados en la cancha, para acompañar tan espectaculares resultados en términos de convocatoria. Todos esos miles de hinchas se merecen una cosa diferente a la que hoy muestra el equipo.
#VamosAzules
Por Jaime Aguirre Dueñas, @jaimeagUirred, para 100x100azules.cl y @Cienx100Azules
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