Este fin de semana – si las advertencias del Sifup no se convierten en la materialización de un nuevo paro de jugadores – comienza un nuevo camino para los clubes del fútbol chileno de Primera División. Se ’trataría’ el que se inicia, del último campeonato corto, dicho intencionalmente en condicional porque nadie está seguro que otros dirigentes, después de volver el próximo año a los torneos largos de 2 ruedas, lleguen a la conclusión – otra vez – de que no les gustó la fórmula y vuelvan a instalar los campeonatos cortos con 2 campeones al año como ha sido hasta ahora. Por ahora entonces, 2017 sería el último año con un campeón del primer semestre (Clausura) y otro de los segundos 6 meses (Transición).
Para nosotros, lo importante es que 2017 ya tiene un campeón y que el detentor del cetro es nuestra querida “U”. El equipo que va a disputar el Transición con el parche de campeón en su camiseta, que nunca dejará de ser azul, salvo cuando los acuerdos comerciales con la marca auspiciadora nos obliguen a verla jugar con la indumentaria alternativa blanca recién estrenada el sábado pasado. Pero que en la cancha estará el campeón vigente, de eso no cabrá dudas.
Lo verdaderamente importante es que en el juego mismo, en la disputa, en el dominio y el sometimiento al rival, con goles más que con ese absurdo axioma moderno de la posesión, quede de manifiesto fecha tras fecha que el campeón es la “U” y el resto, es el resto…
Expectantes de que en definitiva la curva ascendente en el juego, y particularmente en los resultados vivida en la segunda mitad del torneo pasado, se vea prolongada durante las próximas 15 fechas. Que la etapa anterior, tras más de 2 meses de finalizada, pueda mantenerse y desarrollarse aún más y que las recientes incorporaciones acaben justificando más temprano que tarde la decisión de quienes los trajeron a la “U”.
Los desafíos no son pocos ni despreciables. Mantener la condición de campeón y conseguir repetir la marca no es novedad para un equipo como el nuestro, pero nunca fue fácil. Ratificar que todo lo que se dijo al momento en que se presentaron los llegados, por parte de los medios, los dirigentes y por boca de ellos mismos, tampoco es sencillo en un equipo como este. Cumplir con los deseos-promesas de ganar los clásicos, y esta vez en el estadio monumental, es un objetivo que no se puede descartar más allá de que tampoco será simple.
Este es el momento de los jugadores de jerarquía. De los seleccionados y ‘seleccionables’. De los que regresan prometiendo “darlo todo por el club que aman”. De los juveniles, que por sus propios méritos o por la norma que exige que estén medio partido en la cancha, sean capaces de aprovechar la oportunidad de compartir equipo con nombres importantes a su lado y logren brillar a la altura consagrándose y dejar de ser apenas ‘un chico debutante’.
Y es el momento para que el cuerpo técnico, hoy ratificado con un contrato bien prolongado, ahora sin la prisa de la inmediatez entre su llegada y el inicio de la competencia, demuestre de lo que verdaderamente es capaz. Ahora no hay apuros, más allá de lo que un torneo de apenas 15 fechas impone, y está el tema del conocimiento de los jugadores propios, y de los rivales, resuelto. Se conoce lo que hay en las series formativas, se envió a préstamo a los que no figuraban en los planes, y se armó un plantel bajo tuición directa en esta oportunidad. Esperemos no escuchar, ver, ni leer, excusas al respecto por lo tanto.
La pelota está en el centro del campo de juego, y en esta primera fecha el campeón la tiene a su disposición para moverla. De la “U” depende que el balón permanezca el mayor tiempo en el campo rival y la mayor cantidad de veces en el fondo del arco de enfrente.
El ambiente se percibe como el mejor. Parece respirarse armonía, compañerismo y apoyo en el grupo de jugadores, y entre estos y el cuerpo técnico. Falta que a todo ello se le ponga fútbol y estamos…
#VamosAzules
Por Jaime Aguirre Dueñas, @jaimeagUirred, para www.100x100azules.cl
Leave a Reply
You must be logged in to post a comment.