Fría, muy fría, la noche en el nacional el viernes. Lleno, muy lleno, de público azul el nacional la noche del viernes. Marco imponente para ver el debut de Mauricio Pinilla en esta tercera etapa con nuestros bellos colores. El ambiente estaba perfecto para cosechar los primeros 3 puntos como local en este Transición 2017, pero no se pueden descartar las dificultades que tuvieron esas más de 33.000 personas para llegar e ingresar al estadio.
Quienes programan, o condicionan las programaciones hoy en día en nuestro fútbol, (de verdad, cuesta saber quién es exactamente el ente responsable último de fijar los días y horarios para los partidos del torneo… la Anfp?, Estadio Seguro?, el club local?, la Intendencia?, la Gobernación provincial?, carabineros?…) sería muy bueno que tuvieran en consideración que este equipo no lleva menos de 30.000 personas – hace rato – a sus partidos como local en el nacional. Programar en día viernes y en ese horario, es ponerle dificultades adicionales a tan masivo público para salir de sus trabajos, desplazarse y llegar cómodamente al recinto deportivo. De nada sirve que se abran las puertas del estadio 2 horas antes, si los atochamientos de tránsito obligan a estar al menos 1 hora en una fila que no avanza ya sea para la movilización propia o para la colectiva. A la “U”, se le debe programar tomando aquello en consideración siempre, si se quiere permitir efectuar las tareas de organización de este tipo de eventos deportivos de manera responsable y profesional.
Para graficarlo en un ejemplo, el área de marketing de la “U” implementó para la espera del público en el estadio, actividades específicas que no contaron con más de 2.500 a 3.000 personas en las graderías a la hora en que se realizaron. Si usted le pregunta a la gran mayoría de quienes estuvieron entre el público, ellos no le podrán contar lo que sucedió, simplemente porque a esa hora figuraban en un taco o en una larga fila fuera del estadio.
Y en la cancha, junto con el agrado de ver siempre a la “U”, un partido que claramente no podrá recordarse como el del juego más vistoso o como una gran presentación futbolística. Hubo alguna mejoría, eso es evidente e indudable, pero a juicio particular no permite quedar del todo satisfecho todavía puesto que quedan sectores o funciones en el campo de juego que todavía no están en su rendimiento esperado. Para una evaluación más definitiva, habrá que ver qué pasa este domingo en Quillota, o lo que suceda en el monumental dentro de 3 fechas más. Ambas serán pruebas más categóricas para definir para qué está nuestro equipo.
Volviendo a lo del viernes, decir que en este tipo de situaciones y partidos es cuando los resultados provienen de aciertos o errores específicos o individuales. En este caso puntual, afortunadamente fue gracias a lo primero. A 2 muy buenos aciertos que contaron, ambos, con el mismo protagonista: Gustavo Lorenzetti, a quien hoy corresponde aplaudir. Vimos a un jugador diferente a lo que estamos habituados a ver. Uno que dejó de lado el control individual del balón haciendo lenta la jugada, lateralizando o retrocediendo, para dar paso a uno que buscó profundizar, conectarse y combinar yendo hacia adelante y probando de media distancia. Lorenzetti hizo el viernes mucho menos de lo que habitualmente este columnista ha tenido que criticarle y lo cambió exactamente por aquello que uno reclama siempre de su parte. Si hubiera que hacerle una crítica hoy parecería desubicado formularla, porque el triunfo de la “U” pasó en gran medida por sus pies y, sobre todo, por sus “ocurrencias futbolísticas”. Por eso, la falta de asociación para habilitar al eje delantero del equipo (M. Pinilla), pasa a ser un antecedente para el archivo solamente.
Para escribir sobre los puntos bajos del equipo, habrá quizás tiempo u otra columna. Porque hubo quienes no estuvieron a la altura. Tampoco se utilizarán estas líneas para destacar detenidamente a otros que rindieron satisfactoriamente. La dupla de centrales – C. Vilches especialmente – el improvisado lateral derecho – R. Caroca -, o el siempre eficiente volante central – L. Reyes-, por mencionar a algunos, merecerán cada uno de ellos un análisis en particular en su momento.
Por ahora, quedarnos con la sensación de que hubo uno que, seguramente sin proponérselo, le restó brillo al esperado Mauricio Pinilla. Si Gustavo Lorenzetti juega más partidos como el que jugó ante Temuco, nos obligará tras cada fecha a reconocerle sus méritos y no tener que volver a insistir recalcando sus errores. Porque esto es lo que pedimos semana a semana. Así, sí Gustavo…
#VamosAzules
Por Jaime Aguirre Dueñas, @jaimeaguirred, para @Cienx100Azules y www.100x100azules
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