Por Jaime Aguirre Dueñas, para 100% Azules.
Para prácticamente nadie es un misterio ‘a estas alturas del partido’ que el nivel local de la actividad fútbol profesional en nuestro país, deja lamentablemente mucho que desear. Torneos breves de una sola rueda en Primera División, campeonatos de Fútbol Formativo en los cuales se enfrentan equipos con mayores recursos a algunos con niveles de 3ª o de 4ª división, programaciones incomprensibles en términos de horarios y/o días en que son ubicados los partidos son, para sólo enumerar las más visibles, las pocas cosas que tienden a ‘mediocrizar’ antes que a mejorar. Agreguémosle a todo lo anterior las dificultades para adquirir las entradas, las restricciones para recibir público visitante (cuando es autorizado), las dificultades para ingresar o permanecer en las canchas, las trabas para que se efectúe un periodismo más de ‘puertas abiertas’ que evite la aparición de rumores, trascendidos o directamente falsedades que obligan luego básicamente a emitir desmentidos, también contribuyen a tender una especie de manto de nubosidad en torno a una cuestión que es un espectáculo deportivo, donde los protagonistas son futbolistas y técnicos y no dirigentes ni gerentes, que son al fin los únicos o los más afines para aparecer frente a un micrófono.
Todo lo anterior, hace que la depreciación del negocio, ocasionada por los mismos que a partir de la inversión de sus patrimonios personales, justamente pretendiendo lo contrario, sean quienes tienen la responsabilidad total en lo que ocurre. Nuestro ‘mercado’ hoy por hoy es muy pobre para atraer, contratar o retener profesionales de nivel para cualquiera de los ámbitos en que se desarrolla esto.
Esto hace que una oferta proveniente de México, de Brasil o de los países árabes, haga que lo que aquí se puede o quiere pagar resulte ridículamente inferior a lo de aquellos mercados. Para Gastón Fernández rechazar la propuesta económica que le llegó desde Gremio de Porto Alegre por ejemplo, era muy difícil y en ninguno de ‘nuestros medios’ (Chile, Argentina, Uruguay, Perú, Ecuador o Colombia) iba a encontrar un club que pusiera sobre la mesa las tentadoras sumas que él tuvo para elegir. Para la “U” por lo tanto, fue completamente imposible retenerlo si es que esa hubiera sido su intención. Habría tenido que proponerle un aumento de ingresos casi inalcanzable.
La misma situación, corre entonces el riesgo de volver a producirse en muchos otros casos, por lo que no nos debe extrañar. Estamos en un medio totalmente empobrecido por los antecedentes de más arriba y nada debe sorprendernos al respecto por lo tanto.
Y esto es también lo que ocurrió con el Director del Fútbol Formativo de la “U”, el profesor Edorta Murúa, quien abandona sus tareas a mitad de camino. Recordemos que cuando fue presentado, a inicios de 2015, se habló de un plan a 4 años para ver en plenitud sus resultados. A ese plazo le restaba justo la mitad para concretarse y por ahora nadie sabe qué sucederá con su desarrollo o continuidad. La muy ‘jugosa oferta’ recibida desde Qatar hizo, otra vez, imposible de igualarla para mantenerlo en el cargo.
A juicio de este columnista, el trabajo deberá seguir. Por lo que se ha invertido en ello. Porque los resultados ya comenzaron a evidenciarse con el título conseguido por la división juvenil en el último campeonato por ejemplo. Con la emergencia de un jugador como Iván Rozas, en parte ‘producto’ de ese trabajo.
Es verdad, no son muchos logros todavía, pero hay que enfatizar que el proceso tenía el 50% de su recorrido cuando queda descabezado transitoriamente. ¿Quién debiera ser su reemplazante?…, según mi criterio uno que esté dispuesto a seguir adelante en la posta, y tomar ‘el testimonio’ donde lo deja Edorta, en lugar de uno que venga a ‘revolucionar todo’ y a intentar implementar su propio plan. Eso sería claramente un retroceso. Un empezar de nuevo. Y para eso hoy no hay mucho tiempo.
Seguramente la ‘danza’ de nombres y candidatos para esto es muy extensa. Trabajar en la “U” con la resonancia y las comodidades implícitas en ello, es muy ‘apetitoso’ para técnicos y sus representantes o agentes. La decisión no será trabajo fácil para quienes deben tomarla, y es de esperar que no se equivoquen. Pero, permítanme insistir, desperdiciar todo lo que deja Murúa suena poco inteligente.
Hoy Azul Azul debe encaminar sus pasos a conseguir al más calificado. Y dentro de esa calificación debe estar tener la suficiente flexibilidad y asertividad para trabajar como un continuador de lo que la “U” hoy tiene. En esta oportunidad, tal vez más que en cualquier otra, debe primar que el candidato elegido se adapte a lo que la “U” tiene, muy por encima de la situación contraria.
Volver atrás y empezar de cero, sería muy poco recomendable.
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